viernes, 3 de agosto de 2012

PAISES ATLÁNTICOS, LAS LANDAS, GIRONDA, GABARNIE Y ESTACIÓN DE ESQUÍ GABARNIE-GEDRE


Hemos decidido hacer éste viaje de vacaciones pues es uno de los casi obligados cuando te mueves en cámper. Diario de bitácora:

El primer día teníamos como meta dormir en Saint-Jean de la Luz. En unas 7 horas estuvimos allí, pasamos por los bellos paisajes navarros y vascos y casi sin darnos cuenta pasamos la frontera. Solo nos dimos cuenta por un pequeño detalle, de repente en una carretera que llevabamos circulando bastantes kilómetros y parecía una autovía estrecha con curvas ,nos encontramos con una caseta de peaje. No habíamos pasado antes por la que se supone que cojes la autopista ni nada parecido. Nos pareció extrañísimo e incluso le preguntabamos que porque pagábamos eso, que no había ni entrada a autopista ni señalización de ella, ni nada parecido. Al final pagamos el dinero y seguimos adelante. Llegamos a Saint Jean de la Luz sobre las 4 de la tarde y nada más entrar buscamos el aire camping car para poder pasar alli la noche. 

El pueblo nos gustó muchisimo, tenia mucho comercio, gente por todas partes, actuaciones en vivo, personalmente el que más me ha gustado del viaje.  Lo único malo que destacar fué el aire que era muy pequeño y no estaba en muy buen sitio ubicado. Delante de él y delante me refiero pegando, estaba la carretera nacional, con un tráfico que en ninguna de aquí había visto nada

igual y lo peor, habían colocado unas bandas para   contabilizar el  tráfico, así que el ruido era bastante molesto. La peor sorpresa fué cuando oímos un estruendo enorme y vimos que por detrás pasaba la vía del tren y trenes cada 10 minutos. Pensamos que por la noche no pasarían tantos coches ni trenes, era Francia y tiene fama que la gente se acuesta pronto, ya os  lo digo

yo, es mentira. Durante toda la noche no pararon de pasar ni trenes ni coches, la suerte fué que el cansancio del viaje hizo que durmiesemos del tirón hasta las 9. Como curiosidad, nuestros vecinos de al lado se acostaron a las 7, eso sí a las 6 se levantaron y se fueron. Recomendable 100% verlo, pero eso sí nada de sacar la cartera, por una pastilla de jabón

nos clavaron 9 euros. Eso si, huele de cine y va genial, faltaría más. Después de desayunar decidimos seguir nuestra ruta. Lo siguiente en ver fué Biarritz. Nada más llegar buscamos el aire camping car, ése era de pago, 10 € noche, estaba casi lleno aunque era más grande que el anterior, así que decidimos buscar otro con menos gente para pasar la noche así que  nos

fuimos a buscar aparcamiento y ver la ciudad. No fué fácil encontrar aparcamiento céntrico, tenian barreras para que no aparcasen vehículos altos y con el toldo no pasabamos. Al final decidimos levantar un poco las cadenas de la barra y aparcar en uno. Estaba delante de una playa enorme, pero como era pronto y hacía frío decidimos dar un paseo a pie.
Entramos en una panadería  ya que no podiamos esperar más sin probar los croasanes franceses. Eso si que vale la pena de Francia. Seguimos con el paseo y el centro de la ciudad era muy comercial, lleno de tiendas, boutiques de marcas, etc... decidimos seguir y llegamos a lo que se puede llamar el paseo marítimo, una carretera con acera que recorría la playa hasta llegar debajo de donde teniamos la furgo. Y digo debajo porque tuvimos que subir unas 200 escaleras para llegar a ella.
Ya desde primera hora de la mañana nuestra preocupación fué dónde podríamos montar la cabina de ducha para poder ducharnos cada día, pues ya nos habíamos dado cuenta que en esa parte de Francia, los caminos entre pueblos no existen, los pueblos están muy juntos y entre pueblo y pueblo si hay caminos, son cortos y con una casa al fondo.
Después de ver la ciudad no sabíamos dónde ir a comer, así que decidimos ir al aire camping car y comer allí ya que era el único sitio dónde poder acampar sin miedo a multas. Nos echamos un rato y seguimos nuestro camino. El siguiente sitio para ver eran Arcanguens, un pueblo de unas 10 casas y en la plaza del pueblo su cementerio, la verdad que el paseo fué rápido y no quise sacar la cámara   por
si sacaba alguna foto chunga de la plaza y el cementerio. La verdad que a mi me dió mucho yu-yu un cementerio ahí. Decidimos seguir al siguiente pueblo y buscar allí para dormir. El siguiente sitio a ver fué Bayona, pero antes de llegar, pasamos por un Leroy Merlin y paramos para comprar un embudo y un tubo de goma para poder rellenar los depósitos de aguas limpias
No encontramos aire camping car en Bayona, así que nos quedamos en un pueblo a 5 km llamado Anglet. Era un aire camping car grande y había mucho sitio libre así que se hubiese estado agusto si no hubiese sido por nuestros vecinos de autocarvana que no nos quitaban el ojo de encima ni un segundo y menos cuando vieron montar la cabina de la ducha.
La verdad que fué incómodo pues parecia que estuviesemos haciendo algo malo cuando tú te puedes duchar tranquilamente con jabones biodegradables y no haces mal ni al medio ambiente.  Al poco rato de llegar vinieron los gendarmes a cobrar la hora, 10 € la 24 horas. Dormimos tambien del tirón. Al día siguiente desayunamos, rellenamos depósitos y fuimos a Bayona. Aparcamos en el centro de la ciudad y en la oficina de turismo cogimos un mapa. Paseamos por sus calles con sus casas típicas vascas, por su mercado, por los muelles, etc. En un par de horas ya estaba todo visto, compramos una baguette y nos fuimos hacia la siguiente parada, Capbreton. Llegamos a un aire lleno de autocarabanas y furgos y lleno me refiero que había
unas 200. Eran casi las 5 y decidimos comer de bocata por no ponernos a cocinar. El trasiego de furgos y autocaravanas era seguido ya que es una zona de surf . Aparcamos en el parking de vehiculos ligeros hasta 1,90 m que era gratuito. Al lado estaba el de vehiculos pesados y costaba 12 €. Fué el primer sitio en el que vimos muchos españoles, la mayoría de ellos
eran vascos que por su cercanía y por sus olas se desplazan a menudo allí. Dimos un paseo por su playa, hacía mucho aire y más bien fresco así que tampoco probamos playa aquel día. Decidimos ir a ver el pueblo y despues de caminar un par de kilómetros y no ver nada de civilización paramos en un bonito río. Al volver supimos por qué no había nada allí, fuimos en la dirección contraria. Somos bastante despistados. Cenámos dentro ya que hacía fresco y cuando íbamos a dormir vinieron los gendarmes. Había furgos que estaban en el parking de hasta 1,90m con el techo elevado, así que les obligaron a plegarlo y quedarse o irse al de pago y poder sacarlo. Esa noche nos costó dormirnos ya que había

 
un hotel relativamente cerca y la música se oía bastante. Por la mañana desayunamos y fuimos a ver Capbretón. Es una ciudad con mucho encanto y turística, con unas calles muy comerciales. Lo que más me llamó la atención fué que no había ninguna casa superior a dos plantas ni en el centro de la ciudad. Fuimos paseando hasta el puerto y como era hora   de  comer  cogimos  una   pizza

en una pizzeria y nos la comimos en nuestra furgo. Después de comer seguimos hasta Hossegor. Allí había un estanque enorme que dudamos si era estanque o mar, ya que tenia olas y arena de playa. Decidimos seguir el camino y ver la Duna Du Pyla. Es la duna más alta de europa y vale la pena verla y sobre todo subirla. Las
vistas eran maravillosas. El contraste de arena, bosque y océano no tiene precio de ver y sentir. Lo único malo era la masificación que habia arriba. Despues de ver la duna decidimos que por allí ya estaba todo visto y que todo era parecido y nos habíamos quedado con ganas de algo de montaña. Pensamos en ir a ver Gabarnie, aunque  estaba  algo  lejos, eso no nos
frenó. Eran 250 km y 5 horas de viaje ya que la carretera no era muy buena. Cuando estábamos a mitad de camino paramos en un aire camping car que encontramos en un pueblo, nisiquiera mirámos que pueblo era, había una autocaravana estacionada y paramos a su lado. Cenamos y nos dormimos enseguida. A la mañana siguiente seguimos   con   el   viaje,   aun     nos
quedaban más de dos horas de viaje por unas carreteras estrechísimas y con curvas, eso si, con unos paisajes de montaña preciosos. Por fin habíamos llegado al Pirineo y se respiraba esa frescura en el ambiente. Llegamos a Gabarnie y el parking estaba a tope. Decidimos subir a la estación de esquí donde poder comer más tranquilos y disfrutar de las vistas. Paramos en un prado y comimos fuera, eso si, con manga larga porque hacía fresquito. Había vacas y ovejas por todos los sitios y gente haciendo senderismo. Despues de comer, seguimos el camino. La idea era pasar hacia el pirineo español e ir acercándonos para casa. Después de algunas horas por carreteras estrechas y con curvas imposibles, empezamos a subir puertos emblemáticos de el tour de francia como el

tourmalet y el portalet. Atravesamos los Pirineos franceses y pasamos la frontera pasando por la estación de esquí de Formigal. Era domingo y toda la zona de los Pirineos estaba llena de gente pasando el día con la familia y con amigos. Nuestro viaje había concluído y poco a poco nos fuimos acercando para casa